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CRÓNICA GEOPOLÍTICA (19) – ¿Conflicto Geopolítico con EE.UU., coyuntural o estructural?

Oswaldo García Criollo

Los problemas coyunturales son perecederos, pueden desaparecer en el corto plazo y crean incertidumbre pasajera; en cambio los problemas estructurales son de mediano y largo plazo, crean incertidumbre duradera y su solución requiere de mayor esfuerzo y gasto.

Estos conceptos los menciono para tratar de entender el problema que tiene México en su relación con Estados Unidos. Lo anterior a raíz de que la llegada del presidente Trump. Su política interna y externa comenzó a poner en entredicho la buena relación que relativamente se tuvo en la gestión del presidente Biden. Ahora con Trump y Sheinbaum la relación se ha tensado y esto que comenzó con la imposición de aranceles ha llegado al extremo de declararnos “enemigos de los EE.UU.” al nivel de China y Rusia, según lo dijo la Fiscal General, Pam Bondi en una audiencia ante el Senado de su país hace pocos días.

En contexto histórico, la relación con EE.UU. ha sido complicada, intervencionista y asimétrica. En la independencia fue sutil pero profunda su influencia ideológica para organizarnos como una república federal. Después iniciaron su hegemonía invadiendo y arrebatando la mitad del territorio nacional, aunque más adelante apoyaron la causa republicana de Benito Juárez y su generación, para vencer la intervención del imperio francés y la imposición de un régimen similar con monarca europeo. En el Porfiriato la relación marchó bien hasta que la famosa entrevista Díaz-Taft mostró signos de un conflicto fuerte, dado el choque de intereses y las facilidades hacia el capital europeo que tuvieron en el Ferrocarril Transístmico su ejemplo más notorio.

Los gobiernos de la Revolución Mexicana siempre anhelaron el reconocimiento oficial del gobierno de EE.UU, para legitimarse. Se dice de las sugerencias del embajador Morrow de EE.UU. al presidente Elías Calles para poner fin al conflicto con los Cristeros e incluso de la formación del PNR (antecedente del PRI) para institucionalizar la lucha político electoral. Más tarde fue bien vista la anuencia del gobierno de los EE.UU. para no oponerse a la expropiación de las compañías petroleras por el presidente Cárdenas.

Desde aquí llegamos al punto de la firma del TLCAN (después TMEC) por medio del cual y vía el “libre comercio” las economías de EE.UU., Canadá y México se integraron fuertemente, haciéndolas interdependientes, aunque en una relación asimétrica. Esto lo demuestra una cifra: el intercambio comercial entre EE.UU. y México en 2024 fue de 840 mil millones de dólares, uno de los más grandes del mundo. Pero mientras México exportó 506 mil millones solo importó 334 mil millones. Esto le da a nuestro país un superávit de 172 mil millones de dólares. Pero las exportaciones mexicanas a EU son el 80 % de su total, mientras que para ellos representan solo el 15% de sus importaciones. (El déficit con China es de 114 mil millones de dls). Claro, un 40 por ciento de las exportaciones mexicanas son de empresas extranjeras, principalmente de EE.UU. La verdad no nos ha ido mal. Vale la pena, entonces, enturbiar nuestra relación, no cooperar estructuralmente y sólo coyunturalmente en la solución de los dos problemas graves que tenemos con ellos por la migración ilegal y el tráfico de drogas, sobre todo el fentanilo que les causa 100 mil muertes al año? ¿Nos conviene discutir y pelearnos con ellos (como la Sheinbaum), cuando hay una relación asimétrica y somos los débiles?

Porque para muchos especialistas el gobierno mexicano de la 4T ha alentado la migración ilegal, ha sido omiso y quizá cómplice del narcotráfico. Aunado a esto la simpatía de México con los regímenes de Venezuela, Nicaragua y Cuba, a este último subsidio incluido en petróleo y alimentos, cuando sabemos de la animadversión de EE.UU hacia esos países. Nuestra soberanía es limitada y estamos en una jaula geopolítica. ¡Cuidado! Los resultados serán casi fatales. Disminuirá la inversión extranjera, bajarán las remesas, damos motivo para una intervención militar abierta o encubierta contra los cárteles de la droga y no nos libraremos de algunos aranceles. Todo esto con una economía mexicana que no crece ni crecerá en el mediano plazo. Sólo crecerán el déficit fiscal, la deuda externa, la quiebra de Pemex, el pleito político y los conflictos sociales. ¿Seremos inteligentes o pendencieros?  EU podría ser un tigre herido.

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